Fuente: Mª Dolores López Enamorado.
Toda literatura es reflejo de la sociedad en la que nace y en la que se desarrolla
Manifiesta la autora de este artículo que con la llegada de la independencia las mujeres qataríes cobran protagonismo y un importante número de mujeres periodistas -y escritoras- ven sus textos publicados. El periodismo es el vehículo para que la voz de las mujeres se deje oír.
A lo largo de las últimas décadas, la literatura qatarí ha empezado a abrirse camino y a tener su espacio en el panorama de la literatura árabe. Qatar es un país joven, y joven es su literatura. De ahí que la producción literaria de este país (al igual que ocurre con buena parte de la Península Árabe) sea una de las grandes desconocidas, no sólo en Occidente, sino también en buena parte de la geografía del mundo árabe.
En Qatar, sin embargo, la lista de autores va en progresivo aumento. Éstos, hombres y mujeres qataríes, están desarrollando su labor en diferentes campos de la literatura, con una destacada producción, tanto en poesía como en prosa, de notable calidad literaria.
La literatura qatarí forma parte de la gran literatura árabe, porque el árabe es la lengua oficial de este país, y es por tanto la lengua en la que se expresan mayoritariamente sus autores; y porque árabe es también el marco geográfico en el que se inscriben. Pero las manifestaciones literarias de Qatar están enriquecidas con variaciones, especificidades y particularismos locales, propios y diferentes a los de otras zonas del entorno, que a menudo dan a esta literatura matices característicos.
Toda literatura es reflejo de la sociedad en la que nace y en la que se desarrolla. Y la sociedad qatarí es heredera de la cultura beduina, que deja su impronta en buena parte de la producción, sobre todo poética, de este país. Pero el progresivo éxodo hacia las ciudades hace que buena parte de estas tradiciones se vayan diluyendo en pro de una cultura esencialmente urbana, en la que, con algunas excepciones destacadas, se inspira y se enmarca la mayor parte de las obras que conforman la literatura contemporánea de Qatar.
Por otra parte, para comprender la situación literaria qatarí es necesario hacer mención brevemente a las coordenadas culturales de este país. La vida cultural de Qatar (al igual que la vida literaria, como parte integrante de la cultura) pasa, en el siglo XX, por dos etapas bien diferenciadas: hasta principios de los años 50 los qataríes viven de la pesca, del buceo y, anteriormente, de la recogida de perlas. La dedicación mayoritaria de los qataríes a estas tareas tradicionales, como medio de vida, no favorecía el surgimiento de actividades destacadas en los campos del pensamiento o la cultura. De ahí que, hasta los cincuenta, Qatar vive una situación de estancamiento en el que la vida cultural se limita a conservar la tradición, y a promocionar los esquemas clásicos de la enseñanza: gramática, lectura y escritura, estudio del Corán, literatura, sin aportaciones o innovaciones destacadas en el terreno de las letras o las artes.
El descubrimiento del petróleo en Qatar a finales de los años cuarenta, y el despegue económico que esto conlleva, hace que en la segunda mitad del siglo XX el país sea testigo de unos cambios vertiginosos que llegan a todos los campos. En el terreno educativo se implanta un nuevo sistema, con nuevas escuelas y profesorado cualificado. Como consecuencia de ello, hoy su población, con casi 600.000 habitantes, posee una alta tasa de alfabetización, el número de estudiantes que alcanzan los niveles superiores es destacado, y es creciente el interés por la literatura y por la cultura en general, así como la actividad intelectual, los presupuestos destinados a educación, el papel de las Universidades en la sociedad..., en este país dinámico, en constante desarrollo.
La Universidad de Qatar inició su andadura en 1973, y en la actualidad engloba las facultades de Ciencias, Ciencias de la Educación, Ingenieros, Derecho y Estudios Islámicos, Administración y Economía, Politécnica y Humanidades. En esta última Facultad existen nueve departamentos: Lengua Árabe, Lengua Inglesa y Lenguas Europeas Modernas, Historia, Geografía, Sociología, Trabajo Social, Filosofía, Comunicación y Ciencias de la Información. En 1962 se crea la Biblioteca Nacional, por la fusión de dos grandes centros: la Biblioteca Pública creada en 1952, y la Biblioteca al-Maarif, creada en 1955. Todo ello indudablemente favorece el incremento del público lector, que demanda a su vez una producción literaria propia, como alternativa o complemento a la literatura occidental, traducida o no. El movimiento literario qatarí se activa enormemente cuando, atraídos por este prometedor panorama económico, educativo y cultural, muchos poetas de diferentes países árabes se instalan en Qatar.
Las coordenadas son perfectamente adecuadas para el surgimiento de un importante número de escritores autóctonos que, junto con aquellos escritores de otros países árabes inmigrados a Qatar, ven cómo sus obras llegan a un número de lectores cada vez mayor, aunque, de momento, no se ha producido esa eclosión que haga que la literatura qatarí traspase fronteras y pueda llegar a un público mucho más amplio. Me refiero a lectores del mundo árabe, y, desde luego, a lectores de países no arabófonos. De ahí que la labor de los traductores se considere cada vez más importante, pues son ellos los que pueden verter a otras lenguas las obras fundamentales de la literatura qatarí, propiciando con ello el que sean leídas y valoradas fuera del espacio propiamente árabe.
Los escritores qataríes contemporáneos han cultivado todos los géneros, pero es sin duda la poesía el terreno en el que surgen los nombres más destacados. La razón hay que buscarla en la propia tradición de los árabes, para los cuales el género culto y elevado por excelencia es éste: la poesía. Los poetas árabes han plasmado a lo largo de la historia, con una belleza insuperable, la realidad circundante, estableciendo modelos que se han erigido como clásicos, y que han sido imitados a lo largo de los siglos hasta nuestros días. En este sentido, la poesía qatarí, como el resto de la poesía árabe contemporánea, se debate en una profunda tensión entre la tradición (respetada, venerada incluso) y la modernidad. Esta última trata de imponerse como forma de rebelión contra la concepción clásica y estricta de la poesía, con unos moldes inamovibles en cuanto al ritmo y a la rima. Lograr el equilibrio entre tradición y modernidad no es fácil. Ni en ese ni en otros aspectos. Por citar un ejemplo destacado, la poesía actual de Qatar destila una cierta nostalgia hacia un pasado dichoso, en el que el petróleo no había hecho su aparición en escena. Un pasado en el que hombres y mujeres se entregaban esencialmente a la pesca de perlas, y la vida presentaba matices que, para el poeta romántico, se pierden irremisiblemente en una economía urbana y petrolera. En todo cambio hay ganancias y pérdidas, y de ello, en cualquier cultura, se hacen eco los poetas, los escritores en general.
En el panorama poético de Qatar ocupa un lugar destacado Ahmad Ibn Yúsuf al-Yabir (n. 1903), el poeta más leído y más antiguo de la historia contemporánea del Golfo. La poesía de Al-Yabir gozó del respeto de los qataríes y de sus gobernantes, a los que dedicó loas y panegíricos, convirtiéndose en un verdadero poeta de corte, a la vieja usanza. Como tal, su poesía es heredera de la tradición poética de los árabes, tanto en lo que respecta a los temas (el mar, el desierto o ciertas cuestiones religiosas) como a la estructura, ritmo y rima de sus composiciones. Se trata por tanto de una producción que sigue las normas y moldes clásicos, y que se expresa en una lengua árabe elevada, culta: el árabe sublime de la poesía.
Al-Yabir inició su andadura publicando sus poemas por entregas, en periódicos y revistas. Más adelante fueron reunidos en antologías de amplísima difusión, convirtiéndose en un modelo de la poesía del Golfo. Sus composiciones representan la corriente más tradicional y clásica de la poesía qatarí contemporánea que, denostada por algunos, es sin embargo muy del gusto de un amplio sector de la población.
Pero si esta poesía qatarí es heredera de una larga y fructífera tradición árabe, con escasa o nula influencia occidental, no ocurre lo mismo con la prosa. Ésta es para los árabes en general un género importado de Occidente, que surge y se desarrolla como consecuencia directa del contacto con las culturas francesa e inglesa fundamentalmente, a partir del siglo XIX. Sin embargo, cuando estos géneros prosísticos arraigan en el mundo árabe, empiezan a alejarse de los modelos occidentales, a crecer y desarrollarse de forma autóctona, tomando las características propias de cada literatura nacional y reflejando la sociedad en la que se inscriben. Esto ocurre tanto con la novela y el relato como con otro género relativamente joven en la literatura árabe: el teatro.
Una constante en la literatura qatarí es el tema del desarraigo, característico por otra parte de la literatura árabe. En un buen número de obras late una pregunta constante: ¿Quiénes somos?, planteada por unos autores que han vivido la transición entre la etapa de dominación británica sobre el país, y la independencia, instaurada en 1971. Se trata de un sentimiento de extrañeza, de desubicación, una búsqueda de un lugar propio, en el que el autor pueda situarse y definirse con comodidad, sin sentirse alienado. Esta pregunta no halla respuesta inmediata, aunque se apuntan ya en la literatura qatarí unos signos de identidad específicos que pueden poner fin a estas cuestiones tan enquistadas en las obras actuales; cuestiones que sin duda son fruto de unos cambios vertiginosos en la economía, en la política, en la sociedad, en definitiva, en todo el entramado del Qatar contemporáneo.
El vehículo de expresión de esta literatura es la lengua árabe. Sin embargo es interesante hacer referencia a una nueva producción que se va abriendo camino, lentamente, en todos los países de la geografía árabe: la literatura en dialectal. Unos cuantos datos nos pueden ser de utilidad para centrar este tema: la lengua árabe es una lengua sagrada para los musulmanes, pues en ella fue revelado el Corán al profeta Mahoma. Es, además, la lengua de la cultura, de todo lo escrito, y, por tanto, de la literatura de todos los países árabes, desde el Golfo hasta el océano Atlántico. A su lado, en cada país del mundo árabe, o incluso a veces en cada región, surgen dialectos más o menos alejados de esa lengua original, siendo sus funciones muy distintas: mientras que la lengua árabe es esencialmente escrita, los dialectos son fundamentalmente orales. Sin embargo, y a pesar de ese abismo que los separa, los dialectos están empezando a adquirir un estatus diferente, y muy poco a poco comienzan a ser utilizados, con bastante dificultad aún, como vehículo de expresión literaria, sin que puedan en absoluto equipararse a la lengua árabe.
Es en el campo de esta literatura dialectal donde se enmarca la obra del dramaturgo qatarí Abd el-Rahmán al-Mannai, autor de la obra Umm Zinn (La más bella), escrita en el dialecto de Qatar. Al-Mannai ha contribuido al desarrollo de esta literatura, traduciendo varias obras clásicas de la literatura inglesa al dialecto qatarí.
En este entramado literario merece una mención especial la prensa qatarí, en árabe y en inglés, cuyo avance en los últimos años ha sido vertiginoso, especialmente a partir de la promulgación, en 1979, de la Ley de prensa y publicaciones. Entre los títulos publicados cabe destacar la revista mensual Doha (fundada en 1969) y la femenina Al-Yawhara (1974), los semanarios Al-Uruba (1970) y Al-Ahd (1974) o los diarios Al-Arab (1972), Ar-Raya (1979) y Gulf Times (en inglés, 1978). A ellos se suman Aswaq al-Jaliy (mensual, publicada desde 1980), al-Dawri, This is Qatar (bimensual, en inglés) Al-Murshid, Ajbar al-Usbú (semanario político, 1985), Al-Jaliy al-Yawm (diario político, 1985, reemplazado en 1987 por Al-Sharq) y el diario al-Watan. En 1987 aparece una revista infantil, Masail, y en 1990, la deportiva Qaws Qusa. Aunque el contenido de la mayor parte de estos periódicos y revistas es esencialmente político y/o económico, en ellos suele haber un espacio para la literatura.
El periodismo cobra fuerza en Qatar con la independencia del país. A partir de ese momento, como hemos visto, la aparición de nuevos periódicos es un fenómeno creciente. Y, como dato a destacar, hay que señalar que, a diferencia de lo que ocurre en otros países árabes, en Qatar las mujeres no se quedaron atrás, y un importante número de mujeres periodistas ven cómo sus textos son publicados en la prensa qatarí, desde los inicios de su andadura. Estas periodistas usan la prensa para difundir modelos, despertar las conciencias, y criticar, más o menos abiertamente, las normas sociales imperantes. La prensa es y ha sido un buen vehículo para que la voz de las mujeres se deje oír. Así, el periodismo es el vehículo para las nuevas ideas, pero también lo es para la literatura, en esos espacios que se destinan a ella en la mayor parte de los periódicos del mundo árabe, ya sea en sus páginas literarias, ya sea en suplementos específicos en los que, ya desde los inicios de la prensa, se publicaron muchas obras literarias seriadas, antes de que vieran la luz en forma de libro.
Es éste el caso de Fátima Turki (n. 1953), que habitualmente usa el seudónimo de Umm Akzam. En sus escritos queda patente esa tensión entre el deseo de modernizar la sociedad y el miedo a los cambios radicales. Umm Akzam puede criticar las arraigadas normas sociales de su país, especialmente en tanto que marginan a la mujer, pero para ella el ejemplo occidental no es el modelo a seguir. Es necesario un cambio desde dentro, una modernización que favorezca la situación de la mujer a la vez que se respetan los valores tradicionales. Conjugar tradición y modernidad, esa es la propuesta que subyace en los escritos de Umm Akzam.
En esa misma línea, en el periodismo femenino qatarí hay que destacar igualmente a Kulzum Yabar (n. 1960), que colabora en los medios de su país desde los 14 años. En 1978 publicó su primera colección de relatos, que lleva por título Tú y el bosque del silencio y la duda.
La creación de varias casas editoriales, cuya aparición coincide de forma casi simultánea con la de estas revistas y periódicos, ha contribuido en buena medida al surgimiento de escritores y obras de destacada calidad. Pero es precisamente el relato breve el género más cultivado en el Qatar contemporáneo. Y en este terreno, como puede apreciarse, el papel de las escritoras es destacado, y va en aumento año tras año. Puede afirmarse que la aparición del relato breve en Qatar está directamente vinculada con el surgimiento de la prensa, en los años 70.
Los relatos de estas mujeres qataríes se caracterizan, en líneas generales, por conformar una producción teñida de angustia y desgarro, en la que queda patente un fuerte deseo de romper las ataduras y derribar todos los obstáculos que se interponen en su camino hacia la libertad y la realización personal. Teñidos de realismo o de romanticismo, los temas que estas autoras tratan en sus escritos pueden dividirse en cuatro grandes bloques:
Rebeldía y angustia. Desgarro contra la opresión del hombre sobre la mujer, sea cual sea su papel en la familia (esposo, hermano, padre, tío...), y sobre la autoridad que representa. En los relatos que abordan estos temas, la mujer se rebela contra las tradiciones y contra los roles sociales que se le imponen por parte del hombre, recortando drásticamente su libertad. Los nombres de Umm Akzam, Nura al-Saad, Zohra al-Maliki o Lulua al-Misnad son representativos de esta corriente temática, en la que la mujer expresa su rechazo a una realidad llena de ataduras, de obstáculos, de tradiciones impuestas.
Huida hacia el interior. La clara diferencia entre el yo individual y el nosotros social es la línea conductora de relatos en los que la extrañeza, la sensación de estar fuera de lugar y de no pertenecer a ninguna parte son rasgos fundamentales. Estos escritos están fuertemente influidos por Kafka o Camus, y por los principios básicos del existencialismo. Ante la desolación, la angustia, el miedo y la tristeza, el único recurso parece ser la huida de la realidad. Incluso la locura, el refugio pasivo en el interior, se plantea a veces como la única forma de escapar, en estos relatos escritos por autoras qataríes como Boshra Nasr o Maysa al-Jalifi.
La vuelta a las raíces. En los relatos de las narradoras qataríes apenas aparece reflejado un deseo de vuelta a las raíces culturales propias del país y de la zona del Golfo. Y, salvo en raras ocasiones, tampoco reflejan nostalgia o añoranza por una recuperación de los valores espirituales o sociales de sus ancestros. En algunos relatos de Umm Akzam, muy pocos en realidad, aparecen estos temas. Sin embargo sí los vemos en mayor medida en los relatos escritos por hombres, como es el caso, por ejemplo, de Abd Allah Yúsuf al-Husayni o de Sami Yasin al-Mannai, en algunos de los cuales se trata el mundo de los pescadores de perlas, el tradicional modo de vida qatarí.
La evasión romántica. Esta postura, declarada abiertamente en un buen número de relatos, permite alejarse de la opresión y de los problemas de la realidad mediante la fantasía. La imaginación evita el enfrentamiento directo con el obstáculo que impone la realidad. Esta tendencia está representada en varios de relatos de Maysa al-Jalifi, Kulzum Yabar o Umm Akzam, entre otras.
A menudo uno o varios de estos grandes temas se entrecruzan en un solo relato. El siguiente texto es buena prueba de ello. Se trata de un complejo fragmento de 'La mujer y el erizo', de Nura Al Saad, revelador del estilo de estos relatos contemporáneos, en los que se dan cita la angustia, el extrañamiento, la desolación, el ansia de libertad...
'¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo tengo que actuar? ¿Tomo un taxi? Pero no llevo dinero. Habitualmente llevo algo suelto para comprar alguna cosilla sin importancia, pero eran ellos quienes se hacían cargo de los gastos. Los transportes, la comida, la bebida, la vivienda... Todo, absolutamente todo. Entonces no tenía que angustiarme, ni pensar, ni preocuparme por nada... Yo sólo cumplo lo que él ordena. Y lo hago inmediatamente y sin discutir. Me influye sin yo influir en nada. Recibo. Y no recuerdo haber dado nunca. De todas formas no sé la dirección de nuestro piso. Ni el barrio. Ignoro el nombre de la zona, la calle, el número del edificio, y lo que hay a su alrededor, enfrente o detrás. No conozco qué tiene al sur, al norte, al este o al oeste. Ni su suelo ni su cielo. Nunca tuve necesidad de saber nada de estas cosas tan complicadas. No las necesito, porque salgo con ellos y regreso con ellos. Porque siempre he estado bajo su protección. Hasta ahora...
¡Qué desgraciada y qué infeliz soy! ¡Qué escena tan polvorienta! ¡Qué odioso y qué asfixiante es esto que estoy viviendo...!'
Realistas, románticos, políticos, nostálgicos, rebeldes, los relatos qataríes son fiel reflejo de la sociedad en la que viven sus autores, mujeres y hombres de Qatar que publican sus escritos en la prensa periódica y, más adelante, en forma de libro. Entre sus filas hay que mencionar también a las autoras Widad al-Kawari, Fátima Muhammad Ahmad, Hissa al-Awadi, Anisa al-Yúsuf, Mayy Salim, Maryam al-Saad, Boshra Abd Allah, Zohra al-Maliki, Maryam Husayn; y a los autores Ibrahim Saqar al-Mariji, Ahmad Yaafar Abd al-Malik, Abd el-Rahmán al-Mannai, Hasan Rashid, Jalid Abd Allah al-Nima, Yúsuf Muhammad Sulaymán al-Suwaydi y Abd Allah Yúsuf al-Husayni, entre otros muchos.
Quiero señalar, por último, que el conocimiento de la literatura qatarí en España es escaso, y son contadas las traducciones a las que el lector español puede acudir para conocer la producción literaria de este país. Entre estas traducciones se encuentran dos poemas de Mubarak Ibn Sayf al-Thani (n. 1949), considerado como el introductor de la poesía romántica en Qatar.
Sin embargo, en la literatura qatarí, a pesar de su juventud, ya hace tiempo que se vislumbran una madurez y una plenitud que sin duda está a punto de alcanzar. En Qatar, día a día, está saliendo a la luz una producción interesante que, tanto por formar parte de la literatura árabe como por presentar unas señas de identidad propias, ha de ser merecedora de la atención de los traductores, de los lectores y de los críticos.