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CUANDO TE PONGO EN LA BOCA UN SENO/ Salomón Borrasca

Cuando le haces poses al espejo
con tu pequeña minifalda roja
me le acerco y tu te sonrojas
porque te pongo en la boca un seno.

No te me asustes es tan solo un juego
me unté en los labios brillo escarlata.
deja que caiga tu hermoso pelo
sobre la parte que suplica tu agua.

Quita mis pantis porque ya me mojo
este es el néctar que botó la rosa
y en este juego de las mariposas
yo hago las veces de esposo y esposa.

SALOMÓN BORRASCA




LABIOS DE SEDA / Salomón Borrasca


Busco el olor de unos labios
que extraviaron mis deseos,
eran pálidos, labios de seda,
silvestres como palmichas
y tímidos como pájaros.
Varias noches los tuve cerca,
tan cerca que pude olerlos
olían a sándalo,
mi lengua hambrienta
se los bebió bajo las albas
eran salvajes como ella,
eran vampiros en mi vagina
que con mis mieles se alimentaban,
perversos como las calles que recorría
y las esquinas en que se me desnudaba.
Labios de seda,
labios furtivos,
que extraviaron mis deseos.
Salomòn Borrasca



LUNA EN LLAMAS / Salomón Borrasca

La luna está envuelta en una llama roja,
bostezas y me erizo al percibir tu hálito,
tus senos lucen frescos como helechos en la madrugada,
paso mi lengua por tu espalda,
chispeante desierto
e inhalo tu vapor salobre,
lamo tu labio herido en la furia de los mentones
y recuerdo algunos vinos.
La luna sigue en llamas,
violento tus pieles
y eyaculo en tu luna
un gran chorro de fuego.




LA NOCHE DE LOS DESEOS / Salomón Borrasca


Esta noche será larga,
el olor de la calle me seduce,
saco las manos por la ventana
y la lluvia las moja.
Hay noches que miro la avenida
y siento que mis carnes vibran
al ritmo de las luces,
tengo tentaciones, deseos indescifrables,
ganas de fumarme un cigarrillo,
ansias de amanecerme en la calle,
ganas de bañar mi cuerpo en vaselina
para hacer muchas cosas prohibidas
entre las sombras de la madrugada,
tengo ganas de desbordarme.

Salomón Borrasca





VAGINAS ARDIENTES / Salomón Borrasca

Necesito de ti porque despiertas
el volcán que en mi piel había dormido
porque clavas tu lengua con violencia
como un huracán enfurecido.

Necesito de ti porque eres bella
porque ríes cuando es ruda mi suerte
por tu lengua delgada que es muy diestra
por tus dedos sedosos tan ardientes.

Necesito de ti loba salvaje
de tu modo de amar tan primitivo,
necesito de ti como el paisaje
necesita de el viento y el rocío.

Salomón Borrasc


Lésbica / Salomón Borrasca


Deja caer tus senos en mis senos,
que nuestros pubis, mojados caracoles,
en un ritual de desagravio a Lesbos,
ebrios de éxtasis tan tiernos se fusionen.

Al resbalar tus yemas oh Sirena
mi humedal fluvioso se erosiona,
como una alud de alondras y violetas
tu cabellera mi cuerpo aprisiona.

En ese rito, proscrita mariposa
en que te entrego mis mieses de doncella
las hadas que son tan pudorosas
nos cubren con sábanas de seda.

Salomón Borrasca


EN EL MUELLE DE TUS CARNES / Salomón Borrasca

Naufragué como un barco en tus caderas,
condenada al exilio de tu cuerpo,
resbalé por tu piel color canela
que exhalaba fragancias en el viento.

Al bajar al canal de tu cintura
vi la sed de tus labios lujurientos,
yo bañé con sudor tu piel desnuda
y quemaste mis senos con tu aliento.

Me dormí en tu playa de quimeras,
el ocaso pintó de gris la tarde,
sepultamos las piernas en la arena
ante el juego de estrellas en el aire.
Salomón Borrasca.

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POEMAS LÉSBICOS DE AMOR DE SALOMÓN BORRASCA ( estos no tienen censura de Google )

EL SECRETO QUE NO REVELARÈ/ Salomòn Borrasca


Si estuviera a mi lado no podrìa
repetirte las frases que marquè.
en las hojas cuarteadas de ese libro
en que se ha convertido mi pared.

Si leyeras las cosas que te escribo
en las cartas que nunca te enviarè
y en el diario que sirve de testigo
del secreto que no te revelè.

Si algùn dìa volvieras a mi lado,
sonreirìa sirvièndote un cafè,
y sabrìa el dolor disimularlo,
pues contarte el secreto para què...

Salomòn Borrasca


LA CARTA / Salomòn Borrasca


Escribèle una carta al ser que te ama tanto
y dime que me amas aunque no sea verdad.
Dime que soy culpable de que tu llores tanto
què importa en esta ausencia una mentira màs.

Escrìbeme una carta y dime en la posdata
si existe una manera para vivir sin tì,
si hay una receta para borrar de mi alma
la gloria que sembraste cuando llegaste a mì.

Salomòn Borrasca






OLOR A AUSENCIA / Salomòn Borrasca


Tengo miedo que un dìa al despertarme
no perciba a mi lado tu presencia
que las frases que dices al mimarme
en mi alcoba vacìa no se sientan.

Si se acaba el encanto de tu risa,
con que cada mañana me despiertas.
Dime amor yo como evitarìa
el tormento inevitable de tu a usencia.

Salomòn Borrasca
TE OLVIDARÈ / Salomòn Borrasca

Yo olvidarè tu amor sin reprocharte
el que tu amor tan solo me de penas,
como el soldado se olvida que lo esperan
como el gorriòn olvida ciertas tardes
yo olvidarè tu amor aunque me muera.

Yo olvidarè tu amor que fue tan puro
como las tardes de sol y de violetas.
Aunque padezca, pues tambièn me abrumo,
yo olvidarè tu amor sin odio alguno
con la grandeza del mejor poeta.

Salomòn Borrasca

ANTES QUE VOLVIERAS TU / Salomòn Borrasca


Hoy despuès de tantos años vienes a tocar mi puerta.
en la calle està lloviendo, lloraràs al descubrir
al tratar de darme un beso en mi piel algo reseca
que despuès de tanta espera aprendì a vivir sin tì.

Olvidarte no fue fàcil, te busquè con sufrimiento
en las hojas que caìan del frondoso aguagatal,
caminè tardes enteras por caminos polvorientos
sin temerle a la ventisca, al ciclòn ni al huracàn.

Varias noches de menguante estuve al pie de la ventana
esperàndo que entraràs por la puerta de bambù,
se volviò blanco mi pelo, la espera se prolongaba
y florearon los naranjos antes que volvieras tù.

Salomòn Borrasca


SULEIMAN / Salomòn Borrasca


Suleiman, de niña tenìas sueños de princesa,
mirabas el sol de los venados
y dibujabas mariposas,
sembraste muchos sueños en octubre
pero un engaño de amor lo destruyò todo.
Eres princesa
pero de el màs barato de los bares.
Tu belleza inocente se perdiò
en la maldita madrugada del viernes.
Suleiman, la vida es menos que un soplo,
un sueño futil que nos traiciona a todos.
Las esperanzas de agosto
siempre mueren en septiembre.
Suleiman, mariposa de lata
que en las noches vendes
el moho perverso de tus alas.

Salomòn Borrasca.





LA QUE INSPIRÒ MIS VERSOS / Salomòn Borrasca

Volveràn las noches de apacibles cielos
y vendrà el invierno despuès del estìo
pero nunca màs sobre el pecho mìo
dormirà la niña que inspirò mis versos.

En su breve sueño el errante ciego
verà un sol radiante sobre su camino,
pero nunca màs volverà conmigo
la preciosa niña que inspirò mis versos.

Volveràn las mirlas al tupido almendro,
tejeràn sus nidos bajo un sol cansado,
pero nunca màs volverà a mi lado
la preciosa niña que inspirò mis versos.

Salomòn Borrasca






ESAS MENTIRAS TUYAS / Salomón Borrasca

Me mientes cuando dices que me amas,
las caricias que me ofreces son fingidas,
se que mientes cuando afirmas que me estrañas
y los besos que me das son de mentiras.





CUANDO YA NO ME QUIERAS / Salomòn
Borrasca


Cuando ya no me quieras y tu olvido me duela
y me enfrìe la espalda como sàbana frìa,
què me importa el perfume de la tarde que llega
o el recuerdo que dejas en mi cama vacìa.


Cuando ya no me quieras, què me importa la vida
què me importa el verano de la garza que vuela,
que si llueve de noche, si son largos los dìas,
queé me importa la vida cuando ya no me quiera

BIOGRAFÍA DE SALOMÓN BORRASCA


Soy lesbiana y puta desde que tengo uso de razón, me gano el café de cada día en los tétricos hostales de la perdición. Me he debatido en duelos napoleónicos con amantes feroces en los catres de las casas de cita de los barrios olvidados, abro las patas en cualquier poste o cañada. Les deseo la muerte a los que me elogian y larga vida a los que me vituperan. Aprendí a sumar contando granos de maíz, amo la estirpe de los poetas malditos y vivo muy apenada con Dios por ser atea.




lunes, 14 de noviembre de 2011

JORGE LUIS BORGES / BIOGRAFÍA







Nació en Buenos Aires, 1899 - Ginebra, Suiza, 1986) Escritor argentino. Jorge Luis Borges procedía de una familia de próceres que contribuyeron a la independencia del país. Su antepasado, el coronel Isidro Suárez, había guiado a sus tropas a la victoria en la mítica batalla de Junín; su abuelo Francisco Borges también había alcanzado el rango de coronel.

Pero fue su padre, Jorge Borges Haslam, quien rompiendo con la tradición familiar se empleó como profesor de psicología e inglés. Estaba casado con la delicada Leonor Acevedo Suárez, y con ella y el resto de su familia abandonó la casa de los abuelos donde había nacido Jorge Luis y se trasladó al barrio de Palermo, a la calle Serrano 2135, donde creció el aprendiz de escritor teniendo como compañera de juegos a su hermana Norah.

En aquella casa ajardinada aprendió Borges a leer inglés con su abuela Fanny Haslam y, como se refleja en tantos versos, los recuerdos de aquella dorada infancia lo acompañarían durante toda su vida. Apenas con seis años confesó a sus padres su vocación de escritor, e inspirándose en un pasaje del Quijote redactó su primera fábula cuando corría el año 1907: la tituló La visera fatal. A los diez años comenzó ya a publicar, pero esta vez no una composición propia, sino una brillante traducción al castellano de El príncipe feliz de Oscar Wilde.

En el mismo año en que estalló la Primera Guerra Mundial, la familia Borges recorrió los inminentes escenarios bélicos europeos, guiados esta vez no por un admirable coronel, sino por un ex profesor de psicología e inglés, ciego y pobre, que se había visto obligado a renunciar a su trabajo y que arrastró a los suyos a París, a Milán y a Venecia hasta radicarse definitivamente en la neutral Ginebra cuando estalló el conflicto.

Borges era entonces un adolescente que devoraba incansablemente la obra de los escritores franceses, desde los clásicos como Voltaire o Víctor Hugo hasta los simbolistas, y que descubría maravillado el expresionismo alemán, por lo que se decidió a aprender el idioma descifrando por su cuenta la inquietante novela de Gustav Meyrink El golem.

Hacia 1918 lee asimismo a autores en lengua española como José Hernández, Leopoldo Lugones y Evaristo Carriego y al año siguiente la familia pasa a residir en España, primero en Barcelona y luego en Mallorca, donde al parecer compuso unos versos, nunca publicados, en los que se exaltaba la revolución soviética y que tituló Salmos rojos.

En Madrid trabará amistad con un notable políglota y traductor español, Rafael Cansinos-Assens, a quien extrañamente, a pesar de la enorme diferencia de estilos, proclamó como su maestro. Conoció también a Valle Inclán, a Juan Ramón Jiménez, a Ortega y Gasset, a Ramón Gómez de la Serna, a Gerardo Diego... Por su influencia, y gracias a sus traducciones, fueron descubiertos en España los poetas expresionistas alemanes, aunque había llegado ya el momento de regresar a la patria convertido, irreversiblemente, en un escritor.

De regreso en Buenos Aires, fundó en 1921 con otros jóvenes la revista Prismas y, más tarde, la revista Proa; firmó el primer manifiesto ultraísta argentino, y, tras un segundo viaje a Europa, entregó a la imprenta su primer libro de versos: Fervor de Buenos Aires (1923). Seguirán entonces numerosas publicaciones, algunos felices libros de poemas, como Luna de enfrente (1925) y Cuaderno San Martín (1929), y otros de ensayos, como Inquisiciones, El tamaño de mi esperanza y El idioma de los argentinos, que desde entonces se negaría a reeditar.

Durante los años treinta su fama creció en Argentina y su actividad intelectual se vinculó a Victoria y Silvina Ocampo, quienes a su vez le presentaron a Adolfo Bioy Casares, pero su consagración internacional no llegaría hasta muchos años después. De momento ejerce asiduamente la crítica literaria, traduce con minuciosidad a Virginia Woolf, a Henri Michaux y a William Faulkner y publica antologías con sus amigos. En 1938 fallece su padre y comienza a trabajar como bibliotecario en las afueras de Buenos Aires; durante las navidades de ese mismo año sufre un grave accidente, provocado por su progresiva falta de visión, que a punto está de costarle la vida.

Al agudizarse su ceguera, deberá resignarse a dictar sus cuentos fantásticos y desde entonces requerirá permanentemente de la solicitud de su madre y de su amigos para poder escribir, colaboración que resultará muy fructífera. Así, en 1940, el mismo año que asiste como testigo a la boda de Silvina Ocampo y Bioy Casares, publica con ellos una espléndida Antología de la literatura fantástica, y al año siguiente una Antología poética argentina.

En 1942, Borges y Bioy se esconden bajo el seudónimo de H. Bustos Domecq y entregan a la imprenta unos graciosos cuentos policiales que titulan Seis problemas para don Isidro Parodi. Sin embargo, su creación narrativa no obtiene por el momento el éxito deseado, e incluso fracasa al presentarse al Premio Nacional de Literatura con sus cuentos recogidos en el volumen El jardín de los senderos que se bifurcan, los cuales se incorporarán luego a uno de sus más célebres libros, Ficciones, aparecido en 1944.

Vicisitudes públicas

En 1945 se instaura el peronismo en Argentina, y su madre Leonor y su hermana Norah son detenidas por hacer declaraciones contra el nuevo régimen: habrán de acarrear, como escribió muchos años después Borges, una "prisión valerosa, cuando tantos hombres callábamos", pero lo cierto es que, a causa de haber firmado manifiestos antiperonistas, el gobierno lo apartó al año siguiente de su puesto de bibliotecario y lo nombró inspector de aves y conejos en los mercados, cruel humorada e indeseable honor al que el poeta ciego hubo de renunciar, para pasar, desde entonces, a ganarse la vida como conferenciante.

La policía se mostró asimismo suspicaz cuando la Sociedad Argentina de Escritores lo nombró en 1950 su presidente, habida cuenta de que este organismo se había hecho notorio por su oposición al nuevo régimen. Ello no obsta para que sea precisamente en esta época de tribulaciones cuando publique su libro más difundido y original, El Aleph (1949), ni para que siga trabajando incansablemente en nuevas antologías de cuentos y nuevos volúmenes de ensayos antes de la caída del peronismo en 1955.

En esta diversa tesitura política, el recién constituido gobierno lo designará, a tenor del gran prestigio literario que ha venido alcanzando, director de la Biblioteca Nacional e ingresará asimismo en la Academia Argentina de las Letras. Enseguida los reconocimientos públicos se suceden: Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cuyo, Premio Nacional de Literatura, Premio Internacional de Literatura Formentor, que comparte con Samuel Beckett, Comendador de las Artes y de las Letras en Francia, Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes de Argentina, Premio Interamericano Ciudad de Sèo Paulo...


Jorge Luis Borges

Inesperadamente, en 1967 contrae matrimonio con una antigua amiga de su juventud, Elsa Astete Millán, boda de todos modos menos tardía y sorprendente que la que formalizaría pocos años antes de su muerte, ya octogenario, con María Kodama, su secretaria, compañera y lazarillo, una mujer mucho más joven que él, de origen japonés y a la que nombraría su heredera universal. Pero la relación con Elsa fue no sólo breve, sino desdichada, y en 1970 se separaron para que Borges volviera de nuevo a quedar bajo la abnegada protección de su madre.

Los últimos reveses políticos le sobrevinieron con el renovado triunfo electoral del peronismo en Argentina en 1974, dado que sus inveterados enemigos no tuvieron empacho en desposeerlo de su cargo en la Biblioteca Nacional ni en excluirlo de la vida cultural porteña.

Dos años después, ya fuera como consecuencia de su resentimiento o por culpa de una honesta alucinación, Borges, cuya autorizada voz resonaba internacionalmente, saludó con alegría el derrocamiento del partido de Perón por la Junta Militar Argentina, aunque muy probablemente se arrepintió enseguida cuando la implacable represión de Videla comenzó a cobrarse numerosas víctimas y empezaron a proliferar los "desaparecidos" entre los escritores. El propio Borges, en compañía de Ernesto Sábato y otros literatos, se entrevistó ese mismo año de 1976 con el dictador para interesarse por el paradero de sus colegas "desaparecidos".

De todos modos, el mal ya estaba hecho, porque su actitud inicial le había granjeado las más firmes enemistades en Europa, hasta el punto de que un académico sueco, Artur Ludkvist, manifestó públicamente que jamás recaería el Premio Nobel de Literatura sobre Borges por razones políticas. Ahora bien, pese a que los académicos se mantuvieron recalcitrantemente tercos durante la última década de vida del escritor, se alzaron voces, cada vez más numerosas, denunciando que esa actitud desvirtuaba el espíritu del más preciado premio literario.

Para todos estaba claro que nadie con más justicia que Borges lo merecía y que era la Academia Sueca quien se desacreditaba con su postura. La concesión del Premio Cervantes en 1979 compensó en parte este agravio. En cualquier caso, durante sus últimos días Borges recorrió el mundo siendo aclamado por fin como lo que siempre fue: algo tan sencillo e insólito como un "maestro".

La obra de Jorge Luis Borges

Borges es sin duda el escritor argentino con mayor proyección universal. Se hace prácticamente imposible pensar la literatura del siglo XX sin su presencia, y así lo han reconocido no sólo la crítica especializada sino además las diversas generaciones de escritores, que vuelven con insistencia sobre sus páginas como si éstas fueran canteras inextinguibles del arte de escribir.

Borges fue el creador de una cosmovisión muy singular, sostenida sobre un original modo de entender conceptos como los de tiempo, espacio, destino o realidad. Sus narraciones y ensayos se nutren de complejas simbologías y de una poderosa erudición, producto de su frecuentación de las diversas literaturas europeas, en especial la anglosajona -William Shakespeare, Thomas De Quincey, Rudyard Kipling o Joseph Conrad son referencias permanentes en su obra-, además de su conocimiento de la Biblia, la Cábala judía, las primigenias literaturas europeas, la literatura clásica y la filosofía. Su riguroso formalismo, que se constata en la ordenada y precisa construcción de sus ficciones, le permitió combinar esa gran variedad de elementos sin que ninguno de ellos desentonara.

El primer libro de poemas de Borges fue Fervor de Buenos Aires (1923), en el que ensayó una visión personal de su ciudad, de evidente cuño vanguardista. En 1925 dio a conocer Luna de enfrente y, tres años más tarde, Cuaderno San Martín, poemarios en los que aparece con insistencia su mirada sobre las "orillas" urbanas, esos bordes geográficos de Buenos Aires en los que años más tarde ubicará la acción de muchos de sus relatos.

Puede decirse que en estos primeros libros Borges funda con su escritura una Buenos Aires mítica, dándole espesor literario a calles y barrios, portales y patios. El poeta parece rondar la ciudad como un cazador en busca de imágenes prototípicas, que luego volcará con maestría en sus versos y prosas.

En 1930 publicó Evaristo Carriego, un título esencial en la producción borgeana. En este ensayo, al tiempo que traza una biografía del poeta popular que da título al libro, se detiene en la invención y narración de diferentes mitologías porteñas, como en la poética descripción del barrio de Palermo. Evaristo Carriego no responde a la estructura tradicional de las presentaciones biográficas, sino que se sirve de la figura del poeta elegido para presentar nuevas e inéditas visiones de lo urbano, como se manifiesta en capítulos tales como "Las inscripciones de los carros" o "Historia del tango".

Hacia 1932 da a conocer Discusión, libro que reúne una serie de ensayos en los que se pone de manifiesto no sólo la agudeza crítica de Borges sino además su capacidad en el arte de conmover los conceptos tradicionales de la filosofía y la literatura. Además de las páginas dedicadas al análisis de la poesía gauchesca, este volumen integra capítulos que han servido como venero de asuntos de reflexión para los escritores argentinos, tales como "El escritor argentino y la tradición", "El arte narrativo y la magia" o "La supersticiosa ética del lector".

En 1935 aparece Historia universal de la infamia, con textos que el propio autor califica como ejercicios de prosa narrativa y en los que es evidente la influencia de Robert Louis Stevenson y Gilbert Chesterton. Este volumen incluye uno de sus cuentos más famosos, "El hombre de la esquina rosada".

Historia de la eternidad (1936) y, sobre todo, Ficciones (1944) acabaron de consolidar a Borges como uno de los escritores más singulares del momento en lengua castellana. En las páginas de este último libro se despliega toda su maestría imaginativa, plasmada en cuentos como "La biblioteca de Babel", "El jardín de los senderos que se bifurcan" o "La lotería de Babilonia". También pertenece a este volumen "Pierre Menard, autor del Quijote", relato o ensayo -en Borges esos géneros suelen confundirse deliberadamente- en el que reformula con genial audacia el concepto tradicional de influencia literaria.

También de 1944 es Artificios, que incluye su célebre cuento "La muerte y la brújula", en el que la trama policial se conjuga con sutiles apreciaciones derivadas del saber cabalístico, al que Borges dedicó devota atención. El Aleph (1949), volumen de diecisiete cuentos, vuelve a demostrar su maestría estilística y su ajustada imaginación, que combina elementos de la tradición filosófica y de la literatura fantástica. Además del cuento que da título al libro, se incluyen otros como "Emma Zunz", "Deutsches Requiem", "El Zahir" y "La escritura del Dios".

El Hacedor (1960) incluía algunas piezas escritas treinta años antes y sin embargo guardaba una sólida unidad entre todas sus partes, no sólo formal sino también en cuanto a contenidos, siempre alineados en la idea borgeana de que tanto los grandes sistemas de la metafísica como las parábolas y las elucidaciones de la teología son elementos que forman parte del gran mundo de la literatura fantástica.

La obra de Borges se reparte también en un buen número de volúmenes escritos en colaboración, tanto dedicados a la ficción como al ensayo. Engrosan el caudal de sus escritos una gran cantidad de notas de crítica bibliográfica y comentarios de literatura, aparecidos en diferentes publicaciones periódicas argentinas y extranjeras, además de conferencias y entrevistas en las que desplegó con inteligencia y mordacidad sus puntos de vista. Se trata de una parte de su obra que, casi a la misma altura que sus libros considerados mayores, ha sido objeto recurrente de comentario y estudio por parte de la crítica y de numerosas recopilaciones.